Un cuento corto es una ventana vista desde afuera, a distancia y en movimiento. No muestra mucho, pero se puede apreciar mejor si bajamos la velocidad. En la forma que más nos gusta, tiene un secreto sobre cómo somos, una particularidad que, si nos fijamos, nos lleva a descubrir más sobre la vida de otros, como un relámpago discreto.

 

En esta ocasión, queremos ofrecerles cinco cuentos que se apoyan en existencias pequeñas, personajes que no son famosos ni heroicos, pero que llevan la carga de sus propias decisiones. Su ambiente los forja, y no siempre tienen la última palabra. Algunos son dulces. Otros, más bien agrios. Sin embargo, todos exigen una atención a los detalles que se pierden cuando nos quedamos con el primer golpe de vista y seguimos buscando más y más estímulos.

 

Con lo sencillo que es saltar de un asunto a otro en el mundo digital, es fácil olvidar el gusto que causa tomarse un momento para fijarse en una sola cosa. Los miércoles de julio son ocasiones perfectas para recibir un cuento de parte del equipo de Graviola y dejar que se pose en el alma.

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