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"Cuando oía las risas ásperas, pensaba en las grullas. Cuando oía las botas acercarse, pensaba en las grullas. Cuando me cubrían las sobras, pensaba en las grullas".

Adriana Obregón

Virgilio González Briceño, autor Cattleya

Estudiante del doble grado en Literatura y Escritura Creativa y Filosofía. Uno de sus textos forma parte de la antología ‘Cuaderno blanco. Relatos para la navidad’, pub- licada por Relatos Minerva. Un eje central de su escritura es la percepción (consciente o inconsciente) de la fragilidad humana y las diferentes maneras de enfrentarse a ella.

(Lima, Perú, 2000)

Captura de pantalla 2021-06-25 a las 9.3
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Sobre:

Grullas de papel

Ninguna grulla ha pisado el Amazonas. La grulla trompetera ―grus americana― está en peligro de extinción.

Creo que, como en todos mis relatos, en este cuento no estoy presente y, sin embargo, estoy en todas partes. Me gusta guardar el nombre de mis protagonistas en secreto, nos da una cierta complicidad. Solo yo sé su nombre y solo yo conozco su rostro. He de confesar que se parece un poco al mío.

Si me preguntan de qué se trata esta historia, diría que de la pérdida de la infancia y de mi querido Perú. Es la historia de una niña y de otra niña que ya no lo es tanto. Ninguna de las dos lo es, aunque tengo la esperanza de que algún día lo vuelvan a ser.

El lugar del que hablo existe realmente, se llama La Pampa y es uno de los muchos campamentos de minería ilegal que se extienden por la selva amazónica. Es una región hermosa, pero es real que, como todo mi país, ha sufrido y sufre mucho.

Escribí este cuento en primero de carrera y no lo volví a leer hasta unos meses después. Lo he rescatado del olvido en marzo de este año (tan olvidado estaba que había perdido el documento, fíjate). En las semanas antes de su entrega a la editorial lo he releído tantas veces que siento que ha perdido su brillo. Es lo que pasa cuando tocas mucho un cristal, o cuando usas mucho un anillo, o cuando dejas una fotografía al sol. Se empaña, se opaca, se decolora. Ojalá tú, querido lector, puedas encontrar algo. No te quedes en las palabras, que realmente no son lo importante aquí.

Si te llama la atención la repetida aparición de los gallinazos ―además del simbolismo que espero hayas entendido―, es un guiño de aprecio hacia Julio Ramón Ribeiro, cuentista y patriota mío, y su cuento Los gallinazos sin plumas.

Has de saber que antes de escribir cuentos pintaba cuadros. También has de saber que un artista nunca termina sus obras, solo le llegan los plazos. A esta historia le llegó su plazo. Esto es lo que tengo para ofrecer.

Ah, antes de “Grullas de papel” este cuento se llamaba “El pajarero”. No sé si te dice algo.

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