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20 de mayo de 2021, 22:00:00

Lied der lieder

Lied significa “canción” en alemán, sin necesidad de complicaciones. Lo que pasa es sencillo, basta con cualquier instrumento de teclas, como un piano, y una voz. Las melodías son ligeras y las letras suelen tocar temas amorosos. Hay cosas que funcionan siempre, hoy y en la Alemania y Austria de los siglos XVIII y XIX. Pero una de las peculiaridades de esta forma musical es la manera en que echa mano de poemas que anteceden a su composición y los convierte en algo más, una transformación de las que tanto nos gustan.

Esta semana, en el vigesimoséptimo Ciclo de lied, la soprano española Núria Rial y el pianista alemán Andreas Staier llevaron una colección de lieder de Mozart y Haydn al Teatro de la Zarzuela. Como para acercarse al sonido que hubiera reverberado en los salones de la burguesía y los escenarios de antaño, Staier acompañó la voz de Rial con un fortepiano, uno de los antecesores del instrumento que tenemos más visto, que tiene menor rango dinámico que un piano y un sonido más apagado, más sordo.

"Si lo hicieras hoy, sería un piano mal hecho", nos asegura Ana Ramírez García-Mina, periodista cultural y víctima de las preguntas sobre música (enlace columna "Escuchar de cerca") de un servidor. Con todo y sus limitaciones, el pianoforte era un sostén armónico ideal para la soprano catalana, cuya voz volaba con agilidad y dulzura entre cadencia y cadencia, con una técnica y un control que disimulaban su dificultad. Como si el milagro que hacía con su voz le resultara tan sencillo como respirar. El acoplamiento de los intérpretes rozaba la intimidad mientras cada uno

respondía a las frases melódicas del otro.

Pese al nivel de los músicos, la reducción del precio a la mitad para los menores de 30 años fue de lo que más me llamó la atención de la promoción del ciclo. El Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música ofrece este descuento para varios espectáculos del Centro Dramático Nacional, la Orquesta y Coro Nacionales de España y otras de sus unidades, desesperados por captar a la juventud del país. Son una fracción de las funciones que están resucitando desde hace más o menos meses después del parón pandémico, y la atención de las masas es la mayor prioridad del sector.

Con todos los años que los separan, no puedo evitar pensar en el parecido de las canciones más populares de las últimas cinco décadas con los lieder que entretuvieron a los melómanos hace cientos de años. No duran más que unos minutos y los motivos del amor y el paso del tiempo siguen generando fascinación a través de diferentes generaciones. “Arianna a Naxos”, con la que Haydn reinterpreta el momento en el que la heroína mitológica descubre que Teseo la ha abandonado en una isla, podría volver a tener una adaptación contemporánea sin romper con los temas más presentes en la cultura. ¿Por qué esta música ha fracasado durante tanto tiempo en sus intentos de ensanchar su público? ¿Será tan diferente lo que buscan “los jóvenes de hoy en día” en lo que escuchan? Es difícil responder sin adivinar ni revelar los propios prejuicios. Ya tendrán tiempo los coros y orquestas de contarnos lo que han averiguado en estos últimos meses.

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