16 de diciembre de 2021, 23:00:00
La "Pop-up"
En estos días recordé que Daniel, el codirector de esta editorial, me contó una anécdota de su adolescencia. Me dijo que solía entrar en las librerías a buscar lo que ya sabía que quería. Con este método, salía casi siempre con las manos vacías hasta que alguien le recomendó que, mejor que buscar, se permitiera encontrar algo que no se le hubiera ocurrido antes de entrar. Desde que lo conozco he sido testigo de cómo su biblioteca, tanto en físico como en electrónico, ha ido engordando con numerosas serendipias y, por qué no admitirlo, una que otra decepción que hemos ido intercambiando en una especie de tráfico interno y continuo.
Si es ahora que resurge esta reminiscencia, es precisamente por la 'librería pop-up" de microeditoriales en la que participamos hace poco. Además de poder llevarle un montón de libros a madrileños de nacimiento y adoptados, tuvimos la oportunidad de conocer varios proyectos que, como nosotros, buscan contar sus historias con un punto de vista que no encontraron en ningún otro lugar. Algo que se parecía mucho a lo que buscaban y rebuscaban los asistentes de la feria. ¿Por qué te pasarías por una feria de editoriales
independientes si ya tienes todo lo que quieres en las librerías de los centros comerciales?
Parte del encanto de asistir a este tipo de eventos es la disposición abierta que parecen exigir 'a priori'. Sin intención de dejarse sorprender, no parece que haya mucho que valga la pena entre libros nuevos de autores que no conoces. Pasa algo parecido con muchas cosas con las que te puedes sentir cómodo. Es la copa de vino que siempre pides con el mismo grupo de colegas en el mismo bar, la ruta de paseo que no cambias desde hace años, la poesía que es "la que a ti te gusta". La actitud con la que se compran libros, digo yo, es la misma con la que se enfrenta el futuro; sin un poco de curiosidad, es fácil estancarse. Ahora, con la cantidad de propuestas literarias que existen, es el momento para que el mundo parezca un poco más grande. Para ver con los ojos de quienes nunca pensaste que te ibas a encontrar en una feria de libros. Superar el miedo y el anquilosamiento exige, antes que nada, pegar un salto a lo desconocido. Quién sabe qué terminas descubriendo.